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¿Sabías qué...?

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La comezón, el ardor y el flujo vaginal anormal son señales que nuestro cuerpo nos da para decirnos que algo no anda bien.

La alteración en nuestra secreción vaginal puede ser síntoma de una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS), un desequilibrio bacteriano, una infección e incluso -en algunos casos-, de la presencia de cáncer cervicouterino.

Es importante que todas las mujeres nos cuidemos y estemos al pendiente de los cambios que se dan en nuestra zona íntima. En caso de notar algo raro, ¡no te automediques! Muchas veces en vez de ahorrar, gastamos más porque desconocemos la raíz del problema. ¡Acudir a una consulta médica te ahorrará tiempo, dinero y esfuerzo!

¿Qué es el flujo vaginal?

El flujo vaginal es una secreción normal que nos protege de infecciones y evita que tengamos irritación. Además, ayuda a mantener la vagina lubricada y limpia.

Nuestro flujo vaginal puede tener distintos colores y texturas. Está compuesto por agua, moco y células de nuestro organismo: secreciones que surgen de las glándulas sebáceas y sudoríparas; células muertas del cuello uterino; bacterias y secreciones generadas por el cuello uterino y el endometrio.

Colores y significado del flujo vaginal

El flujo es un muy buen indicador que nos “alerta” si nuestra vagina se encuentra en condiciones favorables o no. ¡Si aprendes a distinguir un flujo normal de uno anormal podrás cuidar mejor tu salud íntima y ahorrarte muchas preocupaciones!!!

El flujo vaginal normal suele ser pegajoso, acuoso, elástico y de color transparente. Si tu flujo no tiene olor o éste es suave, muy probablemente sea normal.

El flujo anormal es el que nos indica que ciertamente algo no está funcionando de forma adecuada. Si notas que tu flujo tiene los siguientes colores, lo mejor será que acudas de inmediato a una consulta ginecológica para evitar que el problema se agrave:

Flujo verde o amarillo: Es probable que si tu flujo es espumoso y tiene alguno de estos colores sientas: dolor, ardor, picor o comezón en la vagina.

Flujo marrón: El flujo que tiene un color marrón se presenta después de la menstruación, digamos que es lo “restante” de tu periodo. En este caso es normal, pero si el flujo marrón continúa por varios días se convierte en un flujo vaginal anormal y será necesaria una revisión médica inmediata para analizar la causa.

Flujo blanco: El flujo de un color blanco uniforme y espeso, acompañado por dolor, ardor, picor o comezón en la vagina, es un indicador de una probable infección.

Flujo vaginal rojizo: El flujo vaginal con sangre puede indicar la presencia de una enfermedad. Si lo presentas fuera de tu periodo es mejor ir a una revisión médica.

Flujo vaginal de color grisáceo: acompañado por un olor desagradable (a pescado), puede indicarnos la presencia de una enfermedad llamada: vaginitis bacteriana, a la cual se le debe dar importancia, ya que puede traer consecuencias graves si no se le da un tratamiento a tiempo.

Consejos para evitar el flujo vaginal anormal

El equilibrio del ecosistema vaginal es muy sensible a todo lo que sucede al interior y exterior del organismo, y su balance se puede alterar con mucha facilidad, por eso te recomiendo seguir estos tips para estar saludable:

  • Usa productos para higiene íntima que no tengan perfumes.

  • Evita usar pantalones ajustados.

  • Protégete al tener actividad sexual (usa preservativo).

  • Mantén siempre seca y limpia tu zona íntima.

  • Evita hacer duchas vaginales.

  • Usa ropa interior de algodón.

  • Si tomas antibióticos de forma constante y notas anormalidades en tu área genital, es necesario comentarlo en una cita ginecológica.

Algunas enfermedades de transmisión sexual como la tricomoniasis urogenital, la clamidia y la gonorrea, también pueden provocar alteraciones del flujo vaginal. En muchas ocasiones estas afecciones no causan síntomas o malestares, por eso es importante hacernos nuestras revisiones femeninas anuales solo para estar completamente seguras de que estamos bien.

¡La salud es el ingrediente principal para llevar una vida feliz y tranquila!

Te invito a conocer más acerca de: Por qué una consulta debe durar suficiente


Hola queridas lectoras, hoy platicaremos acerca de la maternidad y cómo va cambiando conforme va aumentando la edad de las mamás.

Si estás planeando tener un bebé y no sabes cuál es la mejor edad para serlo, quédate conmigo en este artículo porque te contaré las diferencias de la maternidad a los 20, 30 y 40 años.

Ser mamá a los 20

Las mamás de 20 son más seguras, se guían más por las emociones que por la razón. No cargan con el peso de la duda, la ansiedad y la angustia que impone el hecho de pasar por un proceso de embarazo. Podríamos decir que se “dejan llevar” más por la curiosidad de cada etapa.

No se quiebran la cabeza pensando en cada aspecto: ¿Cómo sabré cuáles son las mejores formas de cuidar a mi bebé? ¿Qué pasaría si no soy una buena madre? Ellas van fluyendo seguras conforme transcurre cada etapa.

Hablando sobre la madurez de la mujer, es bien sabido que a los veinte años aún hay un largo camino que recorrer, pero nunca dejamos de crecer como personas y siempre hay tiempo para continuar aprendiendo.

Generalmente, las mamás de 20 años vivirán el proceso de su propio crecimiento interior junto con el nacimiento y desarrollo de su bebé. ¡Ambos estarán en un camino de descubrimiento interno!

Ser mamá a los 30

Los 30´s son una etapa maravillosa en donde generalmente se cuenta con mayor libertad en muchos sentidos, ya que es más probable que a esa edad ya nos encontremos trabajando, lo cual nos permite vivir de forma independiente. ¡Podemos tomar nuestras propias decisiones como, por ejemplo, vivir la fascinante y emocionante maternidad!

Las mamás de 30 años viven más ansiedad y nerviosísimo frente al parto y el desarrollo del bebé, pues el miedo a vivir una nueva experiencia es latente.

Las mujeres de 30 se caracterizan por tener más seguridad en cuanto a sus metas y objetivos personales. Saben lo que quieren y lo que no, y tienen bien claro que el hecho de tener un hijo representa una gran responsabilidad y eso les da pavor, pero están dispuestas a afrontar lo que venga con valentía y fortaleza.

Ser mamá a los 40

Los 40 años representan una etapa de plenitud en la mujer, donde se da constantemente un cuestionamiento personal sobre la maternidad.

Es un momento decisivo de la vida de una mujer, y es que es justo donde ha perdido cualquier miedo acerca de su capacidad de ser buena mamá o no, porque se siente segura de quién es y toda esa belleza y poder interior lo desea compartir con un nuevo ser.

A los 40 ya cuenta con la disponibilidad para dedicarse totalmente a un bebé, ya no tiene ninguna duda de que realmente desea un hijo con todas sus fuerzas.

Es totalmente cierto que la llegada de un bebé trae consigo muchos desafíos, pero las mujeres de 40 años están dispuestas a darlo todo con tal de vivir el milagro de ser mamás.

¿Y a ti a qué edad te gustaría embarazarte? Cuéntame en los comentarios y recuerda ¡Juntas podemos planear tu embarazo y convertirlo en la más maravillosa etapa de tu vida!

Te invito a conocer más acerca de: Señales claras que indican un embarazo


¿Sabías que el 99% de los casos de cáncer de cuello uterino comienzan con la infección causada por el Virus del Papiloma Humano (VPH)? Es por esto por lo que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que todos los países comiencen a incluir la vacunación contra el VPH en cada población.


Si la vacuna se aplica antes de que la persona se exponga al virus, entonces estará mejor protegida ante el Virus del Papiloma Humano.


La OMS también ha concluido que después de suministrar la vacuna en Estados Unidos, Alemania, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Suecia y Bélgica, disminuyeron un 90% las infecciones por VPH.


Conozcamos más sobre el VPH


El Virus del Papiloma Humano es el virus transmitido con mayor frecuencia al tener relaciones sexuales, por ello, el VPH es conocido por ser una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS).


El VPH se transmite por el contacto con la piel al tener actividad sexual, incluso cuando el sexo es solamente de forma oral o anal.


Está conformado por un grupo de más de 200 virus relacionados. Algunos de estos virus causan verrugas anales o genitales, que son protuberancias que se pueden ver a simple vista, son del color de la piel y tienen un aspecto rugoso y húmedo. Otros tipos de VPH pueden provocar lesiones precancerosas que llegan a desarrollar cáncer.


El Virus del Papiloma Humano puede infectar la vulva, vagina, cuello uterino, recto y ano, así como la boca y garganta.


Ciertos tipos de VPH como, por ejemplo, el VPH-16 y el VPH-18, pueden dar lugar a lesiones premalignas que si no son tratadas a tiempo pueden desarrollar CÁNCER CERVICOUTERINO, esto en el caso de las mujeres. Por otro lado, los cánceres anogenitales y orofaríngeos (en boca y la garganta), pueden llegar a afectar tanto a las mujeres como a los hombres.


Cuando no se ha recibido la vacuna contra el VPH, es altamente probable padecer el virus en algún momento de la vida.


¿Quiénes son las personas más propensas a tener cáncer cervicouterino?


· Quienes no se han aplicado la vacuna del VPH.

· Personas que han tenido más de 3 compañeros sexuales.

· Mujeres que han tenido más de 3 embarazos que llegaron a su término.

· Quienes fuman.

· Personas que iniciaron su vida sexual a una edad temprana (menores de 18 años).

· Quienes tienen una pareja considerada de alto riesgo, como, por ejemplo, alguien con múltiples parejas sexuales o una persona que tenga VPH.

· Personas con problemas de desnutrición.

· Personas con el sistema inmunológico debilitado.

· Mujeres que tienen antecedentes familiares de cáncer cervicouterino.

· Quienes padecen o padecieron una infección por la bacteria clamidia.


¿Cómo protegerte contra el cáncer cervicouterino?


· Usa correctamente el preservativo (ya que reduce en un 70% la transmisión del virus).

· Vacúnate contra el Virus del Papiloma Humano, la Organización Mundial de la Salud ha declarado que la vacuna contra el VPH es segura y muy eficaz, ya que te protege contra los tipos de VPH que existen).

· Detecta a tiempo lesiones premalignas (mediante pruebas como el Papanicolaou y la Colposcopía).

· Evita el consumo de alcohol y tabaco.

· Limita el número de parejas sexuales.

· Evita las relaciones sexuales con quienes detectes que tienen verrugas genitales/VPH.

· Si aún puedes, retrasa el inicio de tu actividad sexual (hasta el final de la adolescencia o después).

· Evita tener relaciones sexuales con personas que sepas que han tenido muchas parejas sexuales.


Aunque algunas de las infecciones por el VPH no se manifiesten a través de dolor o malestar, no significa que no estén presentes en tu organismo, incluso sin presentar síntomas puedan llegar a desarrollar cáncer.


Ir a tus revisiones femeninas anuales es muy importante, pues a través de éstas puedes salvar tu vida y detectar enfermedades a tiempo.


¡Tu salud es lo más valioso, cuídate y protégete!

Te invito a conocer más acerca de: ¿Qué se revisa en un chequeo ginecológico completo?

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